QUE SON LAS ALIANZAS INCONSCIENTES
Los
grupos familiares construyen alianzas para sostener una
convivencia posible dentro de la estructura que conforman. Las alianzas
pueden transformarse en patógenas cuando no cumplen la función
de mantener fuera, reprimido o desmentido, lo disruptivo. En ese caso,
retornan sus contenidos produciendo efectos en la cadena asociativa
grupal, en la transferencia, en los síntomas compartidos, en los sueños, etc. Cuando
se trata de contenidos arcaicos, no reprimidos (desmentidos por ej.) el retorno
se manifiesta mediante actings, escisiones o delirios colectivos.
Las alianzas se afirman en dos pilares: el Narcisismo
y la realidad externa representada por los vínculos
interindividuales familiares.
PACTOS INCONSCIENTES
El pacto es una forma de alianza en la cual los sujetos se
sostienen mutuamente y construyen una estructura en la que se entretejen los
aspectos narcisistas. La vivencia de unión absoluta madre-hijo, es el pacto
primero y constitutivo de la subjetividad y puede transformarse en
patológico cuando hace obstáculo al desarrollo del sujeto. El pacto
busca impedir la realización directa de las metas pulsionales
destructivas, las que reaparecerían ante la ruptura del mismo.
Hay diferentes pactos posibles en los grupos
familiares entre cualquiera de sus miembros.
Contrato
Narcisista: El contrato narcisista implica que la
estructura se apresta a recibir a cada nuevo miembro asignándole un lugar en la
cadena intersubjetiva. La condición es que, el que es incluido, acepte normas,
reglas, tradiciones, y códigos con los que se configura dicha familia. Esta le
permitirá desarrollar sus características de personalidad y respetará su
individualidad. Obviamente, estas alianzas son inconcientes. En las familias
tóxicas las alianzas se quiebran, los pactos no se respetan y al sujeto le
cuesta encontrar un lugar propio y reconocido por el grupo.
La familia puede estructurarse en base a alianzas
defensivas patógenas las que determinaran una lógica particular. En ese caso la
estrategia analítica se dirigirá a establecer una alianza acorde a fines, con
algún miembro de la familia, la que coexistirá con las alianzas
patógenas. El estado de las alianzas defensivas puede ser gradualmente
modificado trasnferencia mediante, haciendo base en esa alianza funcional.
En las familias tóxicas los bolsones de
desubjetivación son producto del clivaje de lo secretado. La continuidad
identitaria y el narcisismo quedan amenazados.
El terapeuta está subjetivamente implicado en el
proceso familiar, y es su padecer y su registro contratransferencial, lo que le
permite ir transitando mínimas alianzas funcionales. Lo que detecta el analista
es la reedición de la catástrofe fallida.
En estos pacientes hay una demanda de objetalidad
y es a través del vinculo transferencial que puede hallarse una salida.
La fijación al trauma puede derivar en un apego
al negativo por falta de presencia subjetiva del objeto. Es
un apego a un objeto que no es y nunca fue, pero es anhelado.
La persona del analista debe estar
disponible desde su propia historia para recibir el dolor que pulsa para
ser inscripto, de lo contrario no hay salida.
Roussillon habla la penetración actuada en la
transferencia de la catástrofe vivenciada.
El terapéuta tratará de lograr reinscribir,
simbolizar, sin perder de vista la tolerancia de los pacientes. Debemos
diferenciar a partir de lo expresado, que una cosa es el terapeuta y otra es el
objeto analista que construye el paciente
Se trata de construir un objeto terapéutico
teniendo en cuenta la variación del estado de las alianzas defensivas y la
generación asociativa concomitante.
El silencio tóxico, es un silencio
producto de vínculos sostenidos en alianzas patógenas, carente de matiz
que involucra al analista. Este resiste desde su propia subjetividad,
partiendo desde lo cuantitativo de la descarga afectiva hasta lograr un cierto
acceso al matiz.
Lo patógeno es lo que hace daño, es
descomplejizante, desobjetalizante, es lo que desintrinca..
En su función defensiva, el pacto negativo
debe asimilarse a otras dos formaciones: la comunidad de desmentida
y la alianza denegativa
Vale aclarar en este punto que en todo grupo
familiar hay una comunidad de desmentida, algún tipo de alianza
para mantener el pacto denegativo. La comunidad de desmentida puede ser
funcional o patógena. En sus inicios se consolida entre la madre y su hijo
cuando, al no desprenderse esta de aquel para designar un objeto de deseo
distinto del hijo, lo retiene.
Se hace patógena cuando impide el crecimiento de
los miembros del grupo familiar.
Ejemplo: una madre y una hija en un tratamiento
vincular en el cual la hija se hace cargo mediante un delirio de un contenido
expulsado por su madre, que no lo puede metabolizar, proyectándolo en su hija.
Entonces, una y otra sostienen una alianza patógena basada en la comunidad de
desmentida en la cual la hija se hace cargo de lo traumático materno, y la
preserva mediante el delirio. La hija delira para que la madre siga olvidando.
Por otro lado tenemos que tener en cuenta que hay
un mandato en la familia o algún imperativo que se
refiere a la instancia superyoica que opera de organizador que
posibilite lo afín pero diferente.
La continuidad narcisista identitaria
se sostiene en la instancia superyoica que garantiza un tipo particular
de amparo. Se trata del amor de los padres hacia sus hijos junto a otro
elemento: las instancias valorativas y protectoras, mediante la autoobservación
del superyo. La variaciones de las alianzas defensivas son posibles
mientras no atenten contra la continuidad narcisista identitaria.
Las alianzas antitóxicas pueden tener carácter
patológico o funcional y mantienen la continuidad identitaria.
En el territorio de lo patógeno, si funciona la
continuidad identitaria como un co-agente a modo de defensa funcional, evita
que el aparato psíquico retorne a la inercia (descomplejización).
La continuidad narcisista identitaria se sostiene
desde lo afín que podemos sentir como propio, haciendo lugar a lo
diferente a partir la transformación del estado de las alianzas
defensivas..
A partir de diferenciar forma de contenido en el
superyó, vemos que en familias en las que impera la solución
perversa-narcisista predomina la figura del déspota, y la manipulación
narcisista de sus miembros
Debemos tener en cuenta cómo en una familia
se fueron transformando los contenidos y las formas de las instancias
superyoicas y cómo se fueron adaptando las distintas generaciones.
La instancia imperante en estas familias tóxicas
es la que resiste a los cambios.
En general estas familias tienen un superyó
totémico, déspota, mafioso, donde cada uno de los miembros se hace cargo de la
función asignada.
Un integrante del foro aporta sus ideas sobre el
tema del Ritmo. Sostiene que a este le falta un estatuto
metapsicológico. Freud toma el concepto respecto a la relación madre-hijo, con
el advenimiento del yo real primitivo cuando el niño va logrando nivelar las
tensiones internas, es un ritmo biológico. Pero se plantea si hay un otro ritmo
antes de la existencia del yo de placer que procedería de la investidura de
atención.
Este momento se caracterizaría por la presencia
del principio de inercia que ha de ser reemplazado por el de constancia, primer
ordenador fuente de estabilidad. Se propone denominarlo articulación periódica
primaria. Sería un estado prepsíquico.
Piera Aulagnier (1975)
retomará la afirmación freudiana de 1914 con su concepto de contrato
narcisista: el sujeto debe asegurar la continuidad del linaje y del
conjunto social, y para ello la familia y el grupo social deben investir
narcisísticamente al nuevo miembro, asignándole un lugar social,
que le es significado como ideales, valores, modos de lectura de la
realidad, conforme al mito familiar. El contrato narcisista permite así la
transmisión de lo cultural, y lleva a que el sujeto tome un lugar y un
sentido en las cadenas generacionales a las que pertenece.
El
sujeto es, pues "narcisizado" desde su grupo familiar, pero también
deberá ser un servidor que debe dar satisfacción a las necesidades narcisistas
de su familia de origen.
El
acuerdo inconsciente establecido entre dos o más sujetos, según el cual
ciertos contenidos deben ser sometidos al destino de la represión (y de
otras defensas más “primitivas”), ha sido llamado por Kaës (1989) pacto
denegativo. Pacto estructurante del vínculo, pero también con
una función defensiva. La
represión y las otras defensas son no solo defensas intrapsíquicas, sino
“co-defensas”, establecidas por las necesidades estructurantes y/o
defensivas de los vínculos familiares de los que se depende.
Ahora bien para que quede claro al publico en general. Las terapias familiares (grupales) permiten detectar que tipo de alianza o pacto hay en dicha familia, si hay contrato los vinculos son poco patogénicos pero si toman forma como pactos denegativos la violencia vincular es la característica y modo de relación, modo que deja marcas y se transmite a cualquier futuro vinculo familiar posterior si no es trabajado. La lectura transferencial y contratransferencial es parte del proceso y prueba la capacidad y objetividad del analista. La visión vincular permite comprender el proceso del secreto, la violencia y el porqué de los pactos.... a veces el mandato dice: "es mejor tener una familia disfuncional que no tener nada". Sobre esa disposición inconsciente del goce es donde trabajar estos problemas para que no sigan siendo parte de una cadena asociativa grupal y comunitaria social como bien lo indicó Piera Aulagnier y también Käes
Recomiendo a las familias que sufren violencia y abuso esta perspectiva de terapia grupal familiar.